Un grupo de radicales blancos se hizo con entradas del recinto rojiblanco, supestamente adquiridas en las taquillas. Las localidades no eran de la zona destinada a los seguidores madridistas, por lo que la UEFA y la propia policía impedieron la entrada al Calderón de los miembros de los Ultras Sur.
Las entradas fueron compradas de manera individual y al margen del intercambio hecho por los dos clubes.
El grupo cuando llegó al estadio se encontró que la policía impidió su entrada en un primer momento, con el fin de evitar enfrenamientos con los seguidores rojiblancos.
El grupo cuando llegó al estadio se encontró que la policía impidió su entrada en un primer momento, con el fin de evitar enfrenamientos con los seguidores rojiblancos.
Los dirigentes blancos esperaban que no se les permitiera la entrada, pero la policía decidió colocarle en lo más alto de la zona reservada a los 2.400 madridistas que acudieron identificadaos por el club. UEFA ha decidido abrir expediente por lo sucedido.
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