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domingo, 30 de octubre de 2011

Entrevista revista Rolling Stone


Más de medio millar de personas exigen justicia por la muerte de un joven. Su nombre es Óscar Cruz y contaba 22 años cuando Anderson Jair, de nacionalidad colombiana y 23 años, le asestó un golpe en la cabeza la noche del 14 de marzo de 2011. El cuerpo de Óscar no resistió el ataque. Y horas después, fallecía en su domicilio a causa de la contusión. Cuando han pasado ocho días del trágico suceso, el pueblo donde tuvo lugar el homicidio, Salt (Girona), se ha lanzado a la calle. Abarrotan la plaza del Ayuntamiento y reclaman a la alcaldesa socialista más seguridad en sus vías. Los manifestantes, españoles de nacimiento, como la víctima que los congrega, emiten gritos de lamento y solidaridad. En Salt reside un inmigrante por cada dos nacionales. De repente, entre todas las voces, destaca el tono doliente de una mujer: “¿Qué pasa, alcaldesa? ¿No nos recibes porque no somos inmigrantes?”.

El comentario, como el primer petardo de una traca de feria, inicia una retahíla de protestas relacionadas: “Los inmigrantes han venido para matar y robar”, “que se vayan a su país” o “nos quitan el trabajo”. La grabación completa de esta escena se puede ver en YouTube, en un canal titulado Deportaciones_Masivas. También lo emiten Stop Inmigración y Reconquista Íbera. Entre todos los canales (hay muchos más que esos tres), la pieza suma miles de visitas en el servicio de vídeos online. Y centenares de comentarios. Uno de los últimos data de hace una semana: “88”. Que para los no iniciados en la jerga nazi, convendría decir lo que significa: “Heil Hitler” (por el octavo puesto de la “h” en el alfabeto romano).

La extrema derecha campa a sus anchas en la inmensidad de internet. Lo que es delito fuera de la Red (la apología del nazismo está penada por la Ley en España), se diluye dentro de ella. A raíz de la matanza de Noruega ejecutada por Anders Behring Breivik, racista y homófobo confeso, y de que saliera a la luz su fecunda actividad virtual, el ministro de Justicia de nuestro país, Francisco Caamaño, fue rotundo en sus declaraciones: “En España hay peligro por parte de los movimientos ultraderechistas, sobre todo a través de la Red. Y no sólo es una amenaza ideológica, sino real”. Esteban Ibarra, presidente de la ONG Movimiento Contra la Intolerancia, añade: “Durante años, se ha infravalorado el impulso de la extrema derecha en España. Parecía algo residual. Ahora, es un movimiento desarrollado y muy preparado. E internet le ha dado una fuerza enorme”.

Canales de YouYube, perfiles en redes sociales o webs y blogs que incitan al odio (más de 400 en nuestro país, según Movimiento Contra la Intolerancia) se reparten su porción del ancho de banda. Cualquier persona no excesivamente ducha en la navegación online puede dar fácilmente con fotos en Facebook de campos de concentración con pilas de judíos muertos y desnudos bajo la leyenda “así se tira la basura”, comentarios xenófobos en foros de partidos políticos legales (“Marruecos es el enemigo del sur”, en el foro de Democracia Nacional, formación de extrema derecha) o una Wikipedia alternativa llamada Metapedia que describe la homosexualidad como un trastorno psicológico profundamente ligado a la pederastia (“no pocos homosexuales quieren lograr que sea permitida la actividad sexual entre niños y adultos”, reza el artículo). “Muy a menudo, los administradores de estas webs no indican su nombre, contacto o correo electrónico. Se ocultan en el anonimato de la Red. Su material es visible para todo el planeta. Pero ellos son comunidades semiclandestinas, o individuos solitarios, muy difíciles de localizar”, narra Esteban Ibarra.

Antonio Hernando, diputado del PSOE, portavoz del partido en la Comisión de Interior del Congreso y vicecoordinador del Comité Electoral, asegura que existen unidades especializadas en la Policía Nacional y la Guardia Civil cuya misión es rastrear las acciones extremistas en internet. “Sin embargo, somos más partidarios de la vigilancia y de la penalización de los comportamientos ilegales que de las restricciones o censura previa de mensajes en la Red, que es la cuna de la libertad de expresión”, cuenta Hernando. Ciertamente, se han cerrado webs ultraderechistas en nuestro país, así como grupos de Facebook. Estas órdenes parten de las fiscalías de Madrid y Barcelona, las únicas en España que cuentan con un servicio especial de delitos de odio y discriminación.

A ellos recurrió Esteban Ibarra en marzo de 2010, cuando, alarmado, descubrió la existencia de un grupo de Facebook con el nombre “Yo también pienso que Esteban Ibarra debe morir”. En las oficinas centrales de la millonaria (por ingresos y usuarios) red social, en Silicon Valley, California, se procedió a la eliminación de la comunidad cuando desde la Fiscalía de Barcelona así lo solicitaron. Ibarra, que ha llegado a recibir un paquete bomba en la sede de su ONG, en el mestizo y madrileño barrio de Lavapiés, por su compromiso de lucha contra los nuevos fascismos, se queja de la lentitud del proceso: “El grupo permaneció seis meses activo. Lo denuncié a Facebook en repetidas ocasiones y no me hicieron ni caso”. ROLLING STONE se ha puesto en contacto con el servicio de prensa de Facebook España para conocer su protocolo de actuación ante conductas violentas en su comunidad, pero no han querido aclarar nada al respecto. Grupos como “En mi pueblo hay invasión de rotondas, rumanos y chinos”, cuentas individuales con la cruz esvástica de foto de perfil y comunidades de patriotas o caballeros templarios con descalificaciones a José Luis Rodríguez Zapatero (“Zpuerco”), los colombianos (“cocalombianos”) y los indignados (“esos guarros que no quieren trabajar”) salpican el contenido social de Facebook.


La inmigración es una invasión programada

a nuestro mundo blanco", se lee en la Red.



Xavier Casals, historiador especializado en extrema derecha, desgrana las características de este movimiento, acuñado por los expertos como nueva extrema derecha o derecha populista. “La derecha populista es islamofóbica, exalta más valores (orden, seguridad e identidad) que ideologías, actúa como un movimiento antiglobalización que exhorta a la movilización del pueblo, como comunidad cultural homogénea, contra la amenaza de los flujos migratorios. Temen la pérdida de soberanía de los Estados y se encuadran dentro de la democracia”. Es decir, los grupúsculos de esta nueva extrema derecha pueden defender una economía liberal o proteccionista, un Estado laico o religioso, una política belicosa o pacifista, pero, en todos los casos, comparten dos compromisos básicos: la xenofobia y el ultranacionalismo.

España 2000 fue el sexto partido más votado en las pasadas elecciones autonómicas de la Comunidad Valenciana. En el cómputo general de las municipales de mayo de 2011, sumaron casi 13.000 votos. Pasaron de 2 concejales en 2007 a 5 en 2011, uno de ellos en el importante Ayuntamiento de Alcalá de Henares (municipio de Madrid con más de 200.000 habitantes). Su líder, José Luis Roberto, es un abogado valenciano de 58 años, propietario de una cadena de gimnasios y un bufete de letrados. En su programa, España 2000 promulga la supresión de la Ley del Aborto, medidas favorables al matrimonio y otras para frenar “la invasión pacífica” de inmigrantes en España. El foro del partido es uno de los más activos en pensamiento anti inmigración de la Red. “¿Si somos un partido de extrema derecha?”, se cuestiona José Luis Roberto. “El problema de las etiquetas es que te reducen tanto que al final no sabes dónde estás. Sí, somos ultranacionalistas ante la tibieza. Pero no somos xenófobos. Somos preferenciales”, acaba por responder. El preferencialismo de España 2000 se traduce en la creencia de que los españoles deben de gozar de más derechos que los inmigrantes residentes en nuestro país. Para frenar, según las propias palabras de José Luis Roberto, “la endofobia de las instituciones”. O lo que es lo mismo: el desprecio de nuestros políticos hacia la población nacional frente a su tendencia a favorecer a los inmigrantes. ¿Es éste un mensaje responsable? ¿No puede acaso saltar a la Red, crecer, fanatizarse y culminar en actos de violencia racista perpetrados por los llamados lobos solitarios? Replica José Luis Roberto: “Somos conscientes de que nuestro mensaje es radical. Aunque no es fanático ni violento.

Sin Sin embargo, sí es cierto que del radicalismo al fanatismo hay un paso. Sabemos que nuestras ideas atraen a muchos individuos que no son normales, desequilibrados mentales que se agarran a nuestro mensaje para justificar su agresividad. Si descubrimos a alguien así en el partido, lo expulsamos inmediatamente. Vale, atraemos a muchos locos. Pero no es culpa de España 2000, sino de la sociedad que los ha creado”.

Esteban Ibarra advierte de que el peligro actual en España de una acción fanática y violenta por parte de un ultraderechista es tan creciente como tenebroso. “Internet les ha allanado el camino. Muchos chavales se alimentan de odio en la Red. Tienen acceso a las armas. Saben de armas. En YouTube pueden aprender a fabricar una bomba”, añade. Cuentan con un catecismo propio, Manual de resistencia sin líder, un texto neonazi que anima a sus simpatizantes a emprender la “revolución violenta” en solitario. En sus páginas, accesibles en blogs racistas de internet que Google despliega en sus primeras posiciones de búsqueda, se vincula a los ultraderechistas a géneros musicales como RAC (Rock Against Communism: rock contra el comunismo) y haterock (rock del odio).

Durante años, Alberto Ayala Cantalicio ha sido señalado por la prensa como “el skin más peligroso de España”. Hoy tiene un blog, Alternativa Nacional, con un millón de visitas anuales, y niega categóricamente esa descripción mediática. “Soy patriota y nacional-revolucionario”, se define. En una de las últimas entradas de su bitácora, transcribe una noticia de la agencia Atlas sobre los disturbios acaecidos en Tottenham (Londres) a principios de agosto. Sólo añade Alberto una frase propia: “Cómo se les olvida mencionar la raza de los violentos” (la mayoría de los civiles que se enfrentaron a la policía eran de ascendencia africana). No hay duda: a Alberto no le gusta la inmigración. De hecho, si en su mano estuviera, probablemente cerraría de un plumazo las fronteras españolas a la llegada de inmigrantes. Pero no se considera de extrema derecha.

“Es una etiqueta de la que casi todos los patriotas nos intentamos alejar por ser un nombre puesto por el sistema para englobarnos a todos en el mismo saco”, explica. El joven, de 33 años y en paro, reconoce contar con antecedentes penales por un acto de violencia que no quiere precisar (“ya es un delito cerrado”, cuenta a ROLLING STONE) y sanciones de miles de euros por destrozos e intentos de agresión en actos patriotas organizados por él. “Agresiones antifascistas a nuestras convocatorias”, asegura. Pertenece a la Mesa Nacional para la Integración, una entidad que coordina movimientos “revolucionarios”, entre los que se encuentra el falangismo. “Los blogs personales, de organizaciones o partidos son importantes para la difusión de nuestras ideas, las cuales seguramente no llegarían a la sociedad por falta de dinero” explica Alberto. También difunde su ideario en el cyberespacio Armando López, el hombre detrás del perfil de Twitter @alarmado100. De 45 años, este madrileño, jardinero de profesión, inició su andadura en la red social de mensajes cortos hace apenas cinco meses.

El texto de su perfil es contundente: “España, para los españoles”. No pertenece a ninguna asociación ni partido. Dispara sus cábalas, en 140 caracteres, sobre árabes y patria. “Los moros nos quitan los barrios, poco a poco”, escribe en uno de sus estados. Para Armando, internet es el caldo de cultivo actual de las opiniones conservadoras. “En la calle, es complicado manifestar pensamientos patriotas sin que te digan de todo. En la Red, nos unimos y es mucho más difícil hundirnos”, asegura.


Los especialistas advierten de que el peligro actual

de una acción fanática y violenta por parte de un ultraderechista

es tan creciente como tenebroso.


La Red no es sólo un foro de discusión para la derecha populista. También hace las veces de gran supermercado, donde los internautas compran material liviano (tazas con el rostro de Franco, por 4,40 euros) o sesudo (libros que difunden credos nazis y claramente racistas). Es el caso de la Librería Europa, con sede en Barcelona, cuyo propietario cuenta con una condena a sus espaldas por difusión de ideas genocidas.

La tienda, que también despacha por comercio electrónico, asesora a sus clientes, mediante e-mail, sobre la obra a elegir. ¿Un libro que demuestre la supremacía de la raza blanca sobre la negra? Ellos lo tienen. No uno, sino varios. Y así lo hacen saber por correo al lector dubitativo: “El más completo, actualizado y conciso es Raza y realidad, de David Duke [fundador del Ku Klux Klan]”. 24 euros.

La inevitable pregunta es: ¿por qué este excelente estado de salud de la extrema derecha española en internet no se refleja en un poder mayor de los partidos afines fuera de la Red? El político socialista Antonio Hernando señala que, si bien es cierto que los partidos ultraderechistas de nuestro país no gozan de una representación relevante en el tablero político, tampoco hay que minusvalorar el calado de su mensaje. “Los 67 concejales de Plataforma per Catalunya en Cataluña son un claro ejemplo”, precisa Hernando. Josep Anglada, líder del partido catalán, se rebela contra esa ubicación. “No somos de extrema derecha, sino un partido identitario, transversal y de fuerte contenido social”, insiste. Con un férreo discurso anti inmigración. “En España, aumenta día a día la inseguridad ciudadana y gran parte de ese aumento de la inseguridad y del crimen, es culpa de los inmigrantes.

Defendemos que cada pueblo tiene el derecho a vivir según sus costumbres e identidad en sus propios países, precisamente por eso nos oponemos a la llegada de inmigración islámica o de cualquier otro lugar extraeuropeo”, continúa Anglada.

¿Son estas ideas contagiosas? Para el diputado Antonio Hernando son, básicamente, peligrosas. Y opina que si en España los partidos de extrema derecha no han alcanzado aún su esplendor, como sí ha ocurrido en gran parte de Europa, es por el pudor que provoca esa etiqueta política y su vinculación al no tan lejano régimen franquista. “Una gran parte de la derecha española todavía no se ha integrado en el siglo XXI”, dice. El Partido Popular, por su parte, se ha negado a hablar del tema para ROLLING STONE. Hernando no cree que el equipo de Mariano Rajoy vire su discurso hacia una derecha extrema si éste llega a La Moncloa en elecciones del 20 de noviembre.

“Perderían votantes. Según las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 8% de los votantes del PP se sitúa en la extrema derecha. Pero el votante medio, no: es más de centro que el propio partido. Eso sí, los guiños del PP a su electorado más radical se suceden constantemente. Cuando hablan de la ley del matrimonio homosexual, de la de interrupción del embarazo…”, explica. En los debates online de la extrema derecha, el Partido Popular es tachado con no poca frecuencia de “partido comunista” o “asquerosamente multicultural”.

Nuevo mensaje en uno de esos foros. Esta vez, el coloquio tiene lugar en el campo de juego de la idolatría al nazismo. “Yo respeto a las razas, pero nunca me mezclaría genéticamente con una diferente a la mía. Una cosa es ser cortés con todo el mundo, independientemente de su raza, y otra es quedarse impávido ante esta invasión programada a nuestro mundo blanco”, acaba de escribir un internauta.

4.000 personas son agredidas en España cada año, según Movimiento Contra la Intolerancia, por motivo de su raza, nacionalidad, inclinación sexual, etnia, religión o discapacidad.

Media hora después del mensaje sobre las razas del forero, dos usuarios anónimos, aplauden sus palabras: “Así se habla, camarada”.

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