Daños por un montante de 62.000 euros. Eso es lo que le imputa la policía a cuatro supuestos grafiteros, de los que dos de ellos son menores de edad. Los arrestados, de entre 17 y 18 años, se dedicaban a hacer a pintadas en vagones de diferentes líneas de Cercanías de Renfe. Paraban los trenes por el método del palancazo, que consiste en accionar el freno de emergencia de forma sorpresiva y violenta , según ha informado esta mañana la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
La información, realizada por agentes de Seguridad Ciudadana, ha durado más de un año. La policía detectó un incremento de los gratifis en la red de Cercanías. La forma de actuar del grupo era siempre la misma. Accedían a una estación prefijada y una vez que se habían subido al tren, lo paraban en un punto determinado del recorrido. Para ello accionaban el freno de emergencia, sin que les importara los daños eventuales que pudieran ocasionar a los viajeros. Una vez que se había detenido el convoy, abrían y bloqueaban las puertas. Saltaban a las vías y realizaban las pintadas a lo largo de todo el vagón.
Los supuestos autores de las pintadas tenían información detallada de las instalaciones, que incluía hasta planos y archivos en dispositivos digitales. Conocían además la red de cámaras de videovigilancia de tal forma que se tapaban la cara con gorros o bufandas para no ser reconocidos. A veces mostraban una actitud violenta: llevaban bates de beisbol o palos para amenazar a cualquier persona que les recriminase su acción, según la policía. Les daba lo mismo que fueran viajeros o empleados de Cercanías. Hasta el momento se les imputan daños que podrían ascender a más de 62.000 euros.
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