Una marcha con centenares de personas deja destrozos en tiendas y edificios
12/12/2010 Coruña. La Voz de Galicia. Alrededor de 500 personas tomaron ayer las calles del centro de la ciudad para protestar por la orden de desalojo dictada contra la casa okupa de las Atochas. El plazo para el abandono voluntario del inmueble finalizó el pasado jueves y los okupas del número 14 de Atocha Alta intuyen que «a intervención da policía é cuestión de días».
A las seis de la tarde los okupas concentrados en el campo de Marte no superaban los doscientos, pero una vez iniciada la marcha más de trescientas personas se fueron incorporando con pancartas y banderas desde las vías perpendiculares a la calle de la Torre.
En esa calle la emprendieron con la inmobiliaria que tiene la propiedad del que consideran su inmueble. Sin un destino concreto, los manifestantes comenzaron su protesta, que obligó a cortar durante casi media hora el tráfico entre la plaza de España y San Andrés.
Al grito de «un desaloxo outra okupación», irrumpieron en la calle Real con decenas de antorchas encendidas ante el asombro de cientos de personas que en ese momento se encontraban realizando las compras navideñas. «Yo que pensé que era algo bonito de Navidad y son unos vestidos de negro y con fuego», decía una madre mientras apartaba a los niños de los manifestantes.
Los okupas no dejaron de lanzar globos de pintura contra las fachadas de diversos locales comerciales, entidades bancarias y un negocio de comida rápida que también recibió pedradas en su cartel. También la emprendieron contra la sede de la Subdelegación del Gobierno. «Esa bandeira ímola queimar», decían mirando la enseña de España al mismo tiempo que uno de ellos fracasaba en su intentó de prenderle fuego.
De nuevo algo interrumpió la marcha. Dos de ellos consiguieron descolgar una pancarta desde un andamio en plena calle Real. Los agentes de la Policía Local, que escoltaron a los manifestantes durante casi dos horas, se encargaron de desviar el tráfico, y al llegar a Riego de Agua advirtieron a los comerciantes de que cerraran sus negocios. Al llegar a María Pita el grupo desafió, al mismo tiempo que lanzaba botes de humo, a varios agentes de la Policía Nacional, que no intervino en ningún momento. Dejaron cientos de pintadas con el símbolo okupa antes de regresar a la casa de las Atochas, donde leyeron un manifiesto.
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