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martes, 27 de agosto de 2013

Tiro al Inmigrante. Napoles

Una moda macabra. Varios jóvenes, casi adolescentes, se suben en una moto y conducen de noche por las calles de Nápoles. La ciudad está vacía durante las noches de agosto. Con la mayoría de los napolitanos de vacaciones y los pocos turistas que de noche pasean por las calles del centro, se ven aún más los inmigrantes, sobre todo subsaharianos, que pululan por allí. Y al improviso, uno de ellos saca una pistola y dispara. Es el tiro contra el inmigrante, un juego criminal y peligroso que ya ha causado varias víctimas en las últimas semanas.
Es el caso de Henry Kwasu, nigeriano, que sufrió un disparo en una pierna mientras caminaba por la calle Forcella, en el centro histórico de la ciudad, y que se recupera en el hospital. Y también el de un joven procedente de Senegal, que al periódico 'Repubblica' cuenta cómo se salvó por los pelos hace una semana cuando le dispararon por la espalda, cerca del Duomo.
"Es un milagro que no esté en el hospital", dice. "Estaba andando por la calle cuando oí gritos pero no me giré. No sé si alguien quería advertirme porque había visto una pistola puntada hacia mí, o si uno de los agresores quería que me girase para que fuera un objetivo más fácil". Después oyó un disparo y vio a dos jóvenes con una pistola en la mano que le apuntaban. Salió corriendo. "Dios ha querido salvarme. Creo sólo en él".
Información publicada por el diario 'La Reppublica'.
Información publicada por el diario 'La Reppublica'.
No son casos aislados. Otros inmigrantes habrían sufrido en las últimas semanas acciones parecidas, pero no denuncian porque no tienen papeles. "Muchos chicos de color, víctimas de estos episodios tienen miedo a denunciar", explica Gianluca Petruzzo, presidente de la asociación contra el racismo '3 Febrero'.
"Nápoles no puede hacer como si esto no estuviera pasando", denuncia Petruzzo. "Si no somos libres de pasear por la calle, si nuestra vida depende del capricho de un criminal, el problema es de todos no sólo de quien recibe el disparo". Petruzzo asegura que en los últimos días han pedido ayuda a otras asociaciones y sindicatos, pero no han obtenido respuesta. "Ahora la pediremos al cardenal Crescenzio Sepe", arzobispo de Nápoles.
Alertado por las denuncias en la prensa local, el alcalde de Nápoles, Luigi de Magistris, ha asegurado que la ciudad "no es racista ni intolerantesino acogedora y a favor de la contaminación entre pueblos, culturas y religiones". De Magistris ha recordado que en un momento de crisis como el actual "debemos evitar una guerra entre pobres y dar una mano a los más necesitados".
El clima recuerda a 2005, cuando Gennaro Caldore apuñaló hasta la muerte en plena calle a Ibrahim Diop, de Senegal. Cuando la policía le arrestó varios días después mientras tomaba el sol en la playa, Caldore, de 19 años, aseguró que el africano le había "mirado mal".
Tres años después, el asesinato de otros seis jóvenes africanos a manos de un clan de Camorra, la mafia napolitana, despertó la indignación de la comunidad de extranjeros en Italia. Cuando fueron detenidos, los asesinos aseguraron que se trataba de un "aviso" a los camellos de color que 'trabajaban' en la zona. No les importó que los seis africanos a los que mataron trabajaran en la recogida de tomates y no tuvieran ninguna relación con el negocio de la droga.

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