Veinte supuestos 'casuals' -ultras que utilizan una indumentaria 'normal' para pasar desapercibidos ante la policía- para quienes la fiscal pide hasta 119 años de cárcel por su "frenética actuación criminal" han pedido hoy que se anulen las pruebas que les incriminan, como las escuchas telefónicas o la declaración de testigos protegidos, al entender que se vulneraron sus derechos.
En la sección quinta de la Audiencia de Barcelona ha comenzado hoy el macrojuicio contra estos veinte casuals, la rama más violenta de los "Boixos Nois", así como contra otros nueve acusados que, según la fiscal, crearon una "poderosa estructura" con la que se lucraron a través del tráfico de drogas, la extorsión a locales de ocio nocturno y las agresiones a terceros por encargo.
El principal acusado es el supuesto jefe de los casuals, Ricardo M.L., alias "Lucho", para quien la fiscal pide 119 años de cárcel por asociación ilícita para delinquir, tenencia ilícita de armas, contra la salud pública, intento de asesinato, contra la administración de justicia, lesiones, robo con violencia e intimidación y lesiones con deformidad, entre otros.
Entre los encausados también figuran Antonio T.A., alias "Antoñito", implicado en las amenazas de muerte al ex presidente del FC Barcelona Joan Laporta, para quien la fiscal pide 33 años; así como Efrén S.S., alias "Costi", que en 2009 fue condenado a dos años de cárcel por la paliza racista que los jugadores del Bada-Bing, del que era presidente-jugador, propinaron a sus rivales en un partido de Tercera División, y que se enfrenta a una petición de 48 años.
En la ronda de cuestiones previas, las defensas han pedido al tribunal que anule casi todas las pruebas que incriminan a los acusados, como las escuchas telefónicas, los registros domiciliarios, las ruedas de reconocimiento y las declaraciones de los testigos protegidos, al estimar que se cometieron irregularidades y se vulneraron sus derechos básicos.
Acabar con los alborotos
Tras una pausa para comer, la fiscal ha rebatido uno a uno los argumentos de las defensas y se ha opuesto a la nulidad de las pruebas, al entender que no se han vulnerado los derechos fundamentales de los casuals, ni se ha provocado su indefensión, ya que estas eran proporcionadas, adecuadas y necesarias.
En su escrito de acusación provisional, la fiscal advierte sobre la "frenética labor criminal" de los acusados, que crearon una "poderosa estructura de funcionamiento" con la que se lucraron a través del tráfico de drogas, la extorsión a locales de ocio nocturno y la ejecución por encargo de agresiones a terceros.
Según la fiscal, los acusados actuaron de forma "sistemática y profesionalizada", adoptaron una indumentaria y estética similar, practicaron un "fanatismo violento" entorno al FC Barcelona y exhibieron signos y tatuajes nazis con un propósito intimidatorio.
Con su actuación, la banda obtuvo un "enorme capital", como lo demuestra, según la fiscal, que en los registros a los domicilios de los acusados, tras ser detenidos en febrero de 2010, se intervinieron casi 200.000 euros, además de un arsenal de armas y una flota de vehículos de gama alta y gran potencia.
Según la fiscal, los acusados, además de dedicarse al tráfico de drogas, desplegaron "innumerables acciones, siempre gratuitas, indiscriminadas y violentas en los ambientes del hampa y en el mundo del ocio nocturno de Barcelona" para lucrarse.
En concreto, los procesados están acusados de provocar altercados en los principales centros de ocio nocturno de Barcelona para exigir a los dueños de que les entregaran dinero o les contrataran como empleados de seguridad para acabar con los alborotos.
Otro bocadillo
La fiscalía sostiene además que los "Casuals" se especializaron en la ejecución, por encargo, de agresiones a terceros "con pleno desprecio de la vida e integridad física de las víctimas".
La sesión de tarde se ha tenido que suspender durante casi una hora después de que uno de los nueve acusados que acude al juicio desde prisión haya advertido de que se sentía indispuesto porque no había comido en los calabozos durante la pausa del mediodía.
"No nos han dado de comer", han exclamado entonces varios de los acusados, ante lo que la presidenta del tribunal ha acordado suspender el juicio unos minutos para que los procesados presos regresaran a los calabozos a comer "otro bocadillo" y para que el "Casual" mareado fuera atendido en el Hospital Pere Camps por el médico forense de la Ciudad de la Justicia.
El macrojuicio, que está previsto que dure unos dos meses, proseguirá el próximo lunes.
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