Fuente: El Mundo.- 3/3/2011
Constata en un informe el «largo historial» de ataques «contra los internos árabes»
El módulo 4 de la prisión madrileña de Valdemoro, con algo más de un centenar de internos, se ha convertido en un foco de máxima conflictividad. En este sector viven hacinados presos de distintas ideologías, de distintas maneras de entender la vida y distintos niveles de intolerancia. Presos conflictivos, duros, protagonistas de frecuentes incidentes, presos que cumplen condenas por los más graves delitos.
Comparten módulo, pese a que la chispa de un mechero mal encendido prende siempre en este polvorín, presos de ideología nazi con internos de carácter islamista radical. El propio director del centro, en documentos internos, habla de un «largo historial de incidentes», señala que existen instigadores «contra los internos árabes» y alerta del «trasfondo xenófobo» de los incidentes.
Este periódico ya informó el pasado mes de enero de que la prisión había tenido que «alejar», como si fueran etarras, a varios presos españoles para tratar de evitar este tipo de agresiones. Fue una batalla campal que Interior no pudo negar. Como denunció el sindicato Acaip, un grupo de presos españoles «de ideología fascista» atacó a los internos musulmanes allí ingresados. Pero el Ministerio trató de restarle importancia y aseguró que habían sido hechos aislados.
Según Interior, no existió una «caza al musulmán» y las agresiones ni tuvieron tintes xenófobos ni se repitieron en el tiempo. Eso, a pesar del escrito del propio director del centro, en el que se habla de xenofobia, y de que los altercados de este tipo se producen desde hace años.
Las estadísticas son demoledoras. Los presos españoles de carácter antisistema ultras de distintas corrientes y hasta miembros de los Grapo han protagonizado incidentes de diversa gravedad al menos desde 2003, año en que se produjeron cuatro agresiones.
Una de las constantes en estos años ha sido la implicación en los enfrentamientos de miembros de los Latin Kings y otras bandas latinas, que tienen entre sus piezas favoritas a los musulmanes que han sido condenados por terrorismo.
En 2003, uno de los cinco musulmanes agredidos fue Mahaboule Hassen, que estaba en prisión cumpliendo pena por delitos vinculados con el «integrismo islámico».
Pese a las medidas que se pusieron sobre la mesa, los ataques se repitieron al siguiente año hasta en otras tres ocasiones y de nuevo contra musulmanes.
Tras la masacre del 11-M de 2004 y las diferentes operaciones que se pusieron en marcha contra células islamistas, la conflictividad en todos los centros penitenciarios donde había internos islamistas aumentó, pese a que desde Interior se puso en marcha una política de dispersión. Por el centro de Valdemoro pasaron y siguen pasando muchos de estos internos. En 2005 fueron de nuevo tres los incidentes que se registraron. En aquella ocasión, entre los agredidos figuraban ciudadanos árabes presuntamente relacionados con el 11-M. Es el caso de Hamid Ahmidan, primo de El Chino, que fue uno de los autores materiales de la masacre y que se suicidó en el piso de Leganés.
En 2006, los incidentes y su virulencia aumentaron fueron cuatro los episodios, y aún se produjo un nuevo incremento en 2007. Ese año se registraron en Valdemoro seis incidentes graves entre españoles y musulmanes. En 2008 fueron cuatro, pero en 2009 la cifra aumentó de nuevo hasta los seis. Las aguas se calmaron un poco en 2010, año en que se produjeron tres incidentes.
Los nombres de los protagonistas de los altercados son de lo más variopinto. Según los informes de Instituciones Penitenciarias, en la lista de cazadores figuran internos como Denis Luis Azabache, perteneciente a los Latin Kings; Efraín Villagas, líder en España de esta banda, y Marcos Martín Ponce, miembro de los Grapo.
En el grupo de agredidos figuran relevantes personalidades vinculadas al terrorismo internacional. Así, sufrieron el ataque de otros internos Abdula Khayata, Said Chedadi, Otman el Gnaoui condenado por su participación directa en los atentados del 11-M, Merabet Djamel, Rachid Aglif, Bellid Azzedine y Hamid Ahmidan.
Por parte de Interior, la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, dio ayer explicaciones en el Congreso asegurando que el «informe final» que elaboraron los responsables de Seguridad califica la última agresión como «un incidente puntual iniciado por el enfrentamiento entre dos personas, una de origen musulmán y otra de origen español, sin que pueda hablarse de brotes racistas».
Según Gallizo, todos los incidentes similares «han sido consecuencia de la presencia puntual de un líder con determinadas ideas»
fuente: El Mundo
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